La cláusula Van Halen.

Los viejos rockeros nunca mueren: la cláusula «Van Halen»

 

Las fuentes del derecho son la ley, la costumbre y los principios generales del derecho, y en materia de derecho de contratos, podríamos decir que los Van Halen también fueron, a su modo, fuente del derecho al crear la «cláusula Van Halen» en sus contratos de producción musical.

Es conocida la leyenda que acompaña a la banda de los hermanos Van Halen sobre la inclusión en sus contratos de una cláusula sobre los aperitivos que querían tener disponibles en su camerino. 

 

Lo que parecía ser un capricho más de una banda de rock, encerraba todo un modo de controlar que la producción de sus eventos en directo se realizaba con plena atención, esmero y, sobre todo, seguridad para la banda y para sus propios espectadores.

 

Cláusula M&M´s Van Halen

La cláusula 126 consistía en exigir un cuenco de M&M’S en el backstage, pero con todos los de color marrón retirados, de modo que de no cumplirse tal exigencia, facultaba a la banda a cancelar el concierto y cobrar el importe total del caché por sus conciertos sin posibilidad de que el promotor reclamase.

 

 

 

Lo que parecía una excentricidad más de los rockeros americanos, se descubrió como una cláusula absolutamente necesaria para su seguridad. 

Los escenarios, equipos de luz y sonido y demás material de la banda eran los más grandes, más pesados y más potentes de la época, lo que  obligaba a tener especial cuidado con el montaje del espectáculo y explicar exhaustivamente hasta el más mínimo detalle en el contrato que se firmaba con el promotor.

Por ejemplo una cláusula contractual establecía que  «Habrá enchufes de voltaje de 15 amperios a una distancia de 20 pies, de manera uniforme, proporcionando 19 amperios». 

Así que, al llegar al lugar del concierto lo primero que hacían los Van Halen era mirar el cuenco de M&M’S y de un vistazo sabían si habían leído el contrato con atención o no; si  encontraban alguno de color marrón, ordenaban revisar en profundidad todo el montaje, pues lo más probable es que hubieran incumplido muchas otras cláusulas del contrato, algunas críticas, como la estructura o la capacidad de la instalación eléctrica, que podían poner en riesgo a trabajadores y público.

Según la leyenda de Van Halen, lo que parecía una excentricidad les funcionó en un concierto en Colorado donde encontraron M&M’S marrones, el escenario se hundió 17 cm en el suelo, destrozando una cancha de baloncesto nueva que se acababa de instalar. 

Desde entonces, se denomina «cláusula Van Halen» a la cláusula que, a priori con contenido absurdo, se incorpora a un contrato para comprobar fácilmente que el contrato se ha leído en su totalidad y se han seguido los pactos alcanzados.

Lo que supone una forma simple e inteligente de controlar un riesgo, con una sencilla muestra insignificante pero que puede alertar de un problema mayor.  

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