Clienta low-cost

Hoy hemos conocido este caso.

Ana, reside en Cádiz y como tantos otros también tiene una hipoteca que también tiene una cláusula suelo.

En Septiembre contactó con una plataforma online para tramitar su reclamación de suelo. Mandó los papeles online, nadie le hizo un estudio previo, nadie le explicó el procedimiento judicial, nadie le pidió un cuadro de amortización para calcularle el perjuicio económico motivado por la cláusula suelo, y nadie habló con ella sobre su caso. Le mandaron un formulario y firmó los documentos que le mandaban, también online. Todo lo hizo online.

Evidentemente, el reclamo era que no pagaría nada de abogado, ni de procurador, ni de cálculo de la cláusula, ni tasas si las hubiera. Todo gratís total.

Tiempo después, en Enero de 2017, esa plataforma presenta una demanda que personaliza al caso de Ana, contiene evidentes errores en el nombre de Ana y en la referencia al préstamo hipotecario (dice que fué firmado en Canarias), emplea un formulario estándar (7 folios), se omite uno de los dos préstamos a reclamar, no reclama la nulidad de la cláusula de gastos notariales, ni tampoco presenta con la demanda una liquidación de las cantidades que deben ser devueltas.

El abogado firmante de la demanda tiene su Despacho muy «cerca» de Cádiz, en León concretamente. Es más que probable que jamás haya venido por Cádiz ni sepa dónde se ubican los juzgados, ni conoce de que «pié cojea» el Juez que va a decidir sobre su hipoteca, ni como se las gasta el tramitador del expediente judicial, pero poco importa, porque el Abogado leonés no va a aparecer por los Juzgados de Cádiz, ni conocerá a Su Señoría, ni hablará nunca con el funcionario, mandará a uno de sus tantos sustitutos que,  por cien euros, le harán la audiencia previa, sin conocer ni la demanda ni la contestación, y leyendo la instructa que el abogado leonés les remitirá pocas horas antes.

Ana tiene muchas dudas, y decide contactar con otro abogado, de Cádiz, para que le solvente las dudas que su Abogado de León no le resuelve, pregunta si puede ampliar ahora la demanda, si le afectará el error del nombre y del préstamo hipotecario, y si le devolverán todo el dinero a pesar de que no lo ha pedido así en la demanda. Ana quiere cambiar de Abogado y nombrar, ahora, al de Cádiz, pero si Ana cambia de abogado antes de Sentencia debe pagarle al de León 1000 euros, además de los honorarios del nuevo Abogado en Cádiz, que sí valora su profesión, y cobra por su trabajo.

Ana no tiene un despacho físico dónde acudir, no recibe una atención personalizada, y nadie le resuelve sus dudas. Ana no conoce a su abogado, no tiene una cara a la que mirar a los ojos, no conoce su tono de voz, y lo peor, Ana, que probablemente nunca más vaya a contratar otro abogado, piensa que toda la profesión actúa igual.

Ana no lo sabe, pero es una clienta low-cost.

Moraleja: lo barato sale caro, muy caro.

Pd: Salvo los nombres de las personas, todo en esta historia es real, también las ciudades. Y todos los días, en toda España pasa algo parecido, cientos de veces.

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