Fábula del Notario que explicaba todas las cláusulas de las escrituras.

Hace unos 4 años, coincidiendo con la publicación de la Sentencia del Tribunal Supremo sobre las cláusulas suelo (Mayo 2013), diversos colectivos sociales se pusieron en contacto con nuestro Despacho para montar charlas con consumidores explicando el alcance de esta Sentencia.

En una de ellas, bastante concurrida por cierto, se encontraba en la sala todo un Señor Notario, y un par de Registradores de la Propiedad.

En algún momento de mi intervención afirmé que, en la época de bonanza económica, las Entidades Bancarias despachaban las hipotecas, y en las Notarías ocurría algo parecido, y puse como ejemplo mi experiencia profesional como Abogado de diversas promotoras inmobiliarias durante la cual, en no pocas ocasiones, asistí a firmas de escrituras de compraventa y subrogación hipotecaria multitudinarias, una de ellas celebrada en el pabellón deportivo de un pueblo gaditano con más de 70 compradores.

Durante el curso del debate que se abrió con posterioridad a mi intervención, el Señor Notario pidió la palabra y dejando entrever cierto enfado con mis palabras se manifestó muy tajante al decir que en su Notaría “se explicaban todas y cada una de las cláusulas, en todos los otorgamientos, incluso poniendo ejemplos a los prestatarios, y simulando el efecto de todas y cada una de las cláusulas del préstamo”.

La sorpresa del auditorio fue mayúscula ante lo tajante de sus palabras, y agradeciéndole su intervención le dije que seguramente su despacho notarial era una de las excepciones que confirmaban la regla general.

Poco tiempo después, un cliente vino a nuestro Despacho para confiarnos la interposición  de una reclamación judicial contra una Entidad Bancaria por la inclusión de cláusulas abusivas, nuestra amiga la “cláusula suelo”.

La escritura de préstamo hipotecario estaba autorizada por aquel Notario que, tan enfadado, afeó mis afirmaciones sobre el modo en que se firmaban las escrituras en según qué épocas, y me escondía un regalito de esos que tanto nos gustan a los Abogados.

La cláusula que regulaba la limitación al tipo de interés (bonito eufemismo) se redactó así:

* Nota para los no iniciados: se establece un suelo y un techo del mismo importe.

Entenderán que mi cara de sorpresa se tornó en maliciosa y llamé al Notario a testificar ante Su Señoría, pues la Entidad Bancaria afirmó que el Notario leyó y explicó todas y cada una de las cláusulas de la escritura en el acto de otorgamiento.

El día del juicio, y con el Señor Notario delante del micrófono de la Sala de Vistas, y una vez ya había afirmado, sin lugar a dudas, que la cláusula suelo se había explicado a los prestatarios, con todo lujo de detalle, con toda la sorna que mi Granada natal me insufló (allí lo llamamos “malafollá”) le pregunté:

  • Señor Notario, en la escritura que le mostramos, ¿podría reproducir, como si estuviéramos en su Sala de Firmas, la explicación que nos daría de la cláusula limitativa del tipo de interés, tal y como está redactada?

 

El Notario se tomó su tiempo para leer la cláusula, y a medida que iba avanzando en las palabras, su tez experimentó sucesivos cambios de color desde su color natural hasta el más impoluto blanco mientras decía “Esta cláusula está mal redactada, muy mal redactada.” Y se excusó ante su Señoría reconociendo “Las escrituras vienen hechas desde la Entidad Bancaria y nosotros no podemos ni tocarlas.”

Ahí finalizó mi interrogatorio.

Sabido es aquello de el mejor escribano echa un borrón, y evidentemente habrá Notarios que efectivamente explicasen todas y cada una de las cláusulas de las escrituras de préstamo hipotecario, incluso poniendo ejemplos y simulando el efecto de todas esas cláusulas, aún cuando ello supusiera invertir en el acto del otorgamiento más tiempo del habitual, y no soy yo quien para dudar de ello.

Pero, desde luego, ese proceso no ha sido, ni tampoco hoy lo es, lo habitual en las oficinas de notaría, entre otras cosas porque no es obligación del notario hacer el trabajo que previamente debió hacer la Entidad Bancaria, negociar las cláusulas y, sobretodo, explicarlas al cliente hasta que las entienda.

Todos, o casi todos, hemos contratado una hipoteca, y todos los que estamos atrapados en ellas sabemos que sus cláusulas eran “lentejas”, y todos hemos estado en la Notaría firmando esas escrituras intocables, como dijera mi amigo el Notario, donde era más de lo mismo, más lentejas.

El karma, o lo que sea, se volvió en contra de mi amigo el Notario, quien hace bien poco asistió a otra de mis charlas a colectivos de usuarios bancarios sin que interviniera, en modo alguno, ante mi intervención donde volví a reproducir mi misma opinión del modo en que se autorizaban las escrituras en los despachos notariales.

 

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